Fui huérfana, vagué por el mundo sin rumbo, desperdicie mi vida buscando llenarla con sentimientos banales, con personas errantes, con momentos que me permitieran pensar que no estaba viviendo lo que vivía.
Solo quería perderme en mis pensamientos y no pensar en lo que pasaba, pero un gran soplo lleno de corazón, buscó hacerse camino en mi mente e invadió por completo mi alma. El gran poder del cielo se ocupó de buscarme, se ocupó de amarme, se ocupó de mimarme. Me miró, y un solo gesto lleno por completo mi vida de ilusión, con un solo gesto encontré una razón para vivir.
Y ahí fue cuando entendí que ni el mismo cielo ni el infierno pueden contener el gran poder de mi Señor, mi Rey, mi conquistador.
Ahora, puedo ver al cielo y encontrarte, y ver que con una gran sonrisa me dices que me amas.
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